domingo, 13 de enero de 2008

Yo amaba aquella casa. Paco Ibáñez

Yo amaba aquella casa
sin vientos de desgracia.

Era como mi alegre
posesión transparente.

Como la flor blanquísima
que en los jarales brilla.

Tal vez yo por entonces
desdeñara a los dioses.

Pues ni ellos habitaban
en regiones tan claras.

Y así como un castigo
perdí lo que era mío.

Un fuego despiadado
prendió en aquellos campos

Después no quedó nada.
Ni la flor de la jara.

No hay comentarios: