¡Qué bonito es el amor!
Cuando, hace ya demasiados años, nos enamoramos la vida era una interminable sucesión de momentos maravillosos. Eramos dichosos y nadie era capaz de quebrantar nuestra felicidad. A medida que el amor se afianzaba mayor era nuestro interés por permanecer juntos, y así decidimos formar una familia.
Llega el primer hijo y llena nuestro hogar de dicha, y también de pañales, biberones, baberos y un largo etc... de accesorios incorporados al bebé. Nuestra vida cambia ya no existen los cines, ni los cafés, ni los paseos y mucho menos el tiempo libre.
Ya no existen las vacaciones familiares, un mes cada uno para quedarse con los niños y menos mal que pueden ir al campamento en Julio que si no no se que haríamos con ellos ese mes.
Podeis contar vuestras experiencias al respecto que seguro no variarán mucho de las mías.
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